Puerta Brandenburgo

Qué ver en Berlín y alrededores en tres días

Poder visitar Berlín en tres días supone tener un colchón de tiempo suficiente como para poder ver con calma algunos de sus lugares esenciales, descubrir otros algo más alternativo o, incluso, acercarnos a algunos de los atractivos turísticos que ver en sus alrededores.

A diferencia de nuestras dos propuestas anteriores para visitar la ciudad en dos días y en un día, poder ver Berlín en tres días nos ofrece tiempo suficiente para descubrir más y mejor. Podremos pasar más tiempo en los museos, movernos con menos prisas entre los diferentes puntos de interés y tener más tiempo para descansar, relajarnos y disfrutar del ocio de la ciudad.

Para hacer una ruta de Berlín en tres días, te ofrezco dos opciones. La primera- si quieres disfrutar de la ciudad con menos agobios y te gustan los museos- es combinar los lugares básicos que ver en Berlín con las visitas de los Museos Altes y Pergamon y las exposiciones de la Topographie des Terrors y el Memorial de los Judíos Asesinados en Europa. Es un itinerario cultural, ideal para los amantes del arte y la historia, pero que deja fuera los atractivos de los alrededores de la ciudad.

Por otra parte, si no somos muy de museos o queremos salir un poco del entorno urbano, os recomiendo aprovechar el tercer día de vuestra visita para acercaros a la monumental Potsdam o realizar la sobrecogedora visita al campo de concentración de Sachsenhausen. Ambos lugares están situados a pocos kilómetros de la capital y bien comunicados por transporte público.

Berlín en tres días: Día 1 | Zona del Reichstag y la Puerta de Brandenburgo

Comenzamos nuestros tres días en Berlín con un paseo por los lugares más frecuentados por los visitantes de la ciudad: La zona más cercana al Reichstag y la Puerta de Brandenburgo. Dedicarle una mañana -o incluso un día entero, dependiendo de lo que queramos ver y nuestro ritmo de visita- merece la pena, ya que los lugares de interés están muy cerca unos de otros y podemos recorrera pie la distancia que los separa.

Reichstag y Puerta de Brandenburgo

Lo mejor para planificar la jornada es, antes que nada, reservar hora para la visita de la cúpula del Reichstag y planificar el resto del día dependiendo de ella. El Reichstag es el Parlamento alemán y, además del edificio histórico, cuenta con una enorme cúpula de cristal diseñada por Norman Foster a la que podemos subir previa petición de hora en la página web del Parlamento. Ya sólo visitar el edificio merece la pena, pero hay también unas vistas excelentes de la ciudad desde la azotea.

Reichstag

Reichstag – Parlamento alemán

Si no has reservado con antelación, puedes intentar hacer la cola del centro de visitantes por si quedara algún hueco libre en el día, pero sería una pena perder tanto tiempo en las interminables colas que se forman en verano.

Verás que el Reichstag y la popularísima Puerta de Brandenburgo están a muy poca distancia uno de otro, con lo que no tendrás que desplazarte mucho para verla. Más que el monumento en sí, uno de los símbolos de Berlín y punto de encuentro y celebración habitual en la ciudad, lo que importa es su significado histórico, ya que en los tiempos del Muro había quedado aislada en una zona neutral entre dos tramos de muro a la que no se podía acceder.

En sus alrededores podrás encontrar, en el suelo, una línea que marcaba el recorrido del Muro, así como varios paneles con información histórica.

Memorial por los judíos asesinados en Europa

A apenas cinco minutos a pie de la Puerta de Brandenburgo aparece la desconcertante escena de una explanada dominada por más de 2.700 bloques de hormigón gris, que conforman el Memorial del Holocausto. Aparte de la impresión que causa el monumento en la superficie, es muy interesante visitar la sala de exposiciones situada en la parte subterránea, donde se puede conocer más sobre la persecución de los judíos en toda Europa durante el nazismo y la II Guerra Mundial.

Memorial Holocausto Berlin

Memorial a los judíos asesinados en Europa

Además de ser un monumento -relativamente reciente- representativo de Berlín, es un lugar de reflexión y homenaje, así que mejor tenerlo en cuenta durante la visita y evitar los selfies frívolos, típico error del turista que visita Berlín, que están muy mal vistos por los locales.

Desde toda esta zona, además, tenemos acceso al enorme parque de Tiergarten– el auténtico pulmón del centro de la ciudad- donde podremos relajarnos y descansar en cualquier momento de la visita (ventajas que poder visitar Berlín en tres días y no tener que ir corriendo de un monumento a otro).

Potsdammer Platz y Checkpoint Charlie

Si seguimos caminando hacia el sur, nos encontramos con Potsdammer Platz, que puede resultarnos algo desconcertante comparado con lo que hemos visto hasta ahora, pero que tiene su explicación. Como una de las zonas más próximas al Muro, parte de este área quedaba en zona neutral y no se empezó a desarrollar de verdad hasta la caída del mismo y, dada su ubicación y la nueva época, se convirtió en la gran referencia del Berlín moderno, con la cúpula del Sony Center como principal referencia.

Tras esta irrupción del Berlín más moderno en nuestra ruta, volvemos al recorrido histórico con un paseo -un poco más largo esta vez- hasta otros dos puntos importantes de la ciudad. Uno, algo feo pero cargado de historia y el otro, más pintoresco y kitsch, pero con poco contenido.

El lugar feo (por el edificio) e interesante (por su contenido) es el Topographie des Terrors: Un edificio que fue la sede de la comisaría de la Gestapo y hoy se utiliza como museo de la represión de aquellos años. Exposición dura, pero importante para conocer aquellos tiempos.

El lugar pintoresco es el Checkpoint Charlie. Es una caseta blanca pequeña conservada en mitad de la calle que tiene como interés histórico haber sido un punto de control de acceso al Berlín Occidental durante los tiempos del Muro. En realidad, ni siquiera es el original- ya que fue desmontado y enviado a un museo- pero en el año 2000 se decidió construir una réplica del mismo en su lugar original.

Ideal para sacarse la foto y colgarla en redes sociales, pero poco más que ver. Hay en sus proximidades un museo, que puede ser interesante para quien esté muy interesado en la historia de este punto, pero que no es -ni mucho menos- de los más destacados de la ciudad.

Checkpoint Charlie

Checkpoint Charlie – Los «soldados» están de atrezo (te puedes hacer fotos con ellos a cambio de un donativo)

Unter den Linden e Isla de los Museos

Desde el área del Checkpoint Charlie podemos volver a dirigirnos al norte hacia la avenida de Unter den Linden, que parte desde la Puerta de Brandenburgo hacia el Este. A principios del siglo XX, este bulevar era la arteria principal de Berlín, donde ir a ver y dejarse ver, y -pese a que la marca de la historia dejó huella- sigue siendo uno de los lugares más señoriales de la ciudad. Es aproximadamente veinte minutos a pie, pero algo menos en metro.

Si caminamos por ella hacia el este, nos encontramos primero con dos plazas que son parada obligatoria: Bebelplatz y, unos metros más al sur, Gendarmenmarkt. Ambas merecen una visita por sus edificios y su historia. Gendarmenmarkt es, además, una de las pocas zonas que pudo rescatar su arquitectura original tras la II Guerra Mundial.

Un poco más al este, a orillas del río Spree, nos encontramos con la llamada Isla de los Museos que alberga -además de la Catedral- los principales museos de la ciudad (lógicamente, de ahí le viene el nombre). Destacan, entre ellos, el Museo de Pergamon, el Altes Museum, el Neues Museum y la Antigua Galería Nacional.

Todos son impresionantes, especialmente para los aficionados al arte antiguo. El Museo de Pergamon alberga las puertas de Babilonia y la fachada del mercado de Mileto, el Neues Museum el busto de Nefertiti y el Altes Museum piezas de arte romano y griego.

Museo Pergamo

Puertas de Babilonia en el Museo Pergamon.

Realmente, si te gustan los museos y este tipo de arte, la estancia en Berlín te encantará. Puedes organizar tu visita de forma que visites un museo cada día (en ese caso, te puede venir muy bien el pase de la Isla de los museos de tres días a precio reducido) o elegir uno de los museos y comprar las entradas individualmente. Si vas en temporada alta, te aconsejo madrugar para evitar colas o, al menos, comprar las entradas especiales por Internet para saltártelas. Como vas a estar en Berlín tres días, puedes planificarlos a tu aire, sin excesivas prisas.

Si quieres relajarte después de la visita a los museos, puedes cruzar el Spree hasta la zona de Hackescher Markt y el barrio de Mitte, siempre lleno de vida, y con numerosas terrazas, bares y restaurantes.

Museo de la DDR y Alexanderplatz

A medida que seguimos hacia el Este – y Unter den Linden se transforma ya en la avenida de Karl Liebknecht- nos vamos internando en lo que fue el Berlín Este. Para conocer mejor cómo era la vida en la antigua República Democrática de Alemania, podemos visitar el curioso museo de la RDA. Más pintoresco que instructivo, pero divertido.

Alenxanderplatz

El famoso reloj mundial de Alexanderplatz.

Finalmente, llegamos a Alexanderplatz, el centro neurálgico de la Alemania del Este y aún hoy uno de los puntos de encuentro habituales en Berlín. Allí destaca la Torre de Televisión, a la que podemos subir para ver la ciudad desde uno de sus puntos más altos e, incluso, tomarnos algo en la cafetería de la parte superior.

Berlín en tres días: Día 2 | Explorando el Este de Berlín

Para la segunda jornada de nuestra visita a Berlín en tres días, hemos elegido algunos lugares algo menos conocidos -sobre todo, ubicados en el este de la ciudad-, pero que pueden merecer alguna visita. Como el primer día ha sido intenso y puede que no hayáis visto todo, quizá podáis aprovechar para cambiar alguna de las sugerencias de esta jornada por lo que os quedó por ver el día anterior u otro museo.

Para esta jornada las distancias son más largas, así que utilizar el transporte público (y, quizá, alguno de sus abonos diarios), puede ser interesante.

Calles con historia en Berlín Este

Comenzamos el segundo de nuestros tres días en Berlín en la zona de Mitte, concretamente en la Bernauerstrasse (aunque, dependiendo de la zona en la que te alojes, quizá te interese empezar en otro lugar de los que te presentamos aquí). Su importancia histórica reside en que fue la primera calle de Berlín en la que se instalaron las primeras alambradas para evitar el paso de los ciudadanos al lado occidental en agosto de 1961. Como testigo de ello, queda un trozo de muro original con una recreación de la llamada «zona de la muerte» y una torre de vigilancia, además de un centro documental que podemos visitar gratuitamente.

Desde allí, podemos tomar el tranvía M10 para ir hacia Frankfurter Tor, desde donde podemos darnos una vuelta por la Karl Marx Alle, donde se encuentran los edificios más representativos de la arquitectura de la época comunista. No obstante, no es nuestro destino final, sino que desde allí nos dirigiremos hacia el sur, hacia el río Spree, para ver la East Side Gallery.

East Side Gallery

La East Side Gallery es uno de los lugares imprescindibles que ver en Berlín. Como la mayor parte de ellos, está relacionada con la historia del siglo XX, pero en este caso tiene más de modernidad y de arte urbano que de política y acontecimientos pasados.

La East Side Gallery es el tramo más largo de Muro que queda en la ciudad, con cerca de un kilómetro y medio, y va paralelo al río Spree, separando los barrios de Friedrichshain y Kreuzberg. Su popularidad se debe a que se ha convertido en una auténtica galería de arte urbano, con decenas de murales pintados, entre ellos el popularísimo que representa el beso del líder soviético Brezhnev y el presidente de la RDA, Eric Honecker.

Berlin tres días East Side Gallery

Dos de los iconos de esta parte de Berlín. El mural del beso y el coche Trabant.

Un recorrido divertido y alternativo por uno de los puntos de interés de Berlín más de moda. Por cierto, una actividad relajante y muy agradable es embarcarse en alguno de los barcos turísticos que recorren el Spree y disfrutar de Berlín desde el agua (aquí os dejo algunas opciones de rutas).

Oberbaumbrücke y el barrio de Kreuzberg

Los berlineses consideran que el puente de Oberbaumbrücke es el más bonito de toda la ciudad. En el pasado, fue un punto de control que dividía el barrio de Friedrichsain -en Berlín Este- del de Kreuzberg – en el Oeste-. Destacan las fantásticas vistas del río con la ciudad al fondo (muy buena oportunidad para los amantes de la fotografía) y alberga una obra de arte con gran significado en la ciudad conocida como «Hombre molecular» que representa a tres siluetas empujándose unas a otras. La referencia a la molécula viene por su tendencia a unirse en cualquier organismo vivo y es una metáfora del deseo de unión de las dos Alemanias.

Desde allí, podemos visitar el Berlín más multicultural, representado por el barrio de Kreuzberg -también conocido como el barrio turco-. Es uno de los barrios más populares y jóvenes de la ciudad y una de sus mejores alternativas si queremos probar la gastronomía de diferentes lugares del mundo. Podemos pasear por calles como Schlesische Strasse, Oranienstrasse, Golitzer Strasse y, si da la casualidad de que estamos por allí un martes o un viernes, podemos acercarnos al Mercado Turco del canal Maybachufer, donde puedes comprar comida, pero también telas y especialidades turcas que puedes comer al aire libre (si el tiempo te acompaña, claro).

Kreuzberg Graffiti

Graffiti en una calle de Kreuzberg.

Oeste de Berlín

Dependiendo del tiempo que el día nos haya dejado, podemos acercarnos hasta la parte Oeste, la que fuera la zona capitalista, por lo que no es de extrañar que esta parte de la ciudad sea sobre todo zona de compras.

Pero no solo podemos acercarnos al que fuera, en su momento, el mayor Centro Comercial de Europa: KDW, y comprar nuestros recuerdos de Berlín; también se puede visitar la famosa iglesia prerrománica en recuerdo al Kaiser Guillermo II. Esta historia tiene un perfil que es todo un icono ya en la ciudad, su torre está destrozada a causa de una bomba que le cayó, y la cual nunca ha sido reparada. A mi particularmente me fascina el mosaico interior representando a Guillermo II y su esposa Augusta Victoria, que está en la primera planta.

Cómo llegará la hora de la cena, pronto te darás cuenta que estás en una zona llena de terrazas y oferta gastronómica, aprovéchala. Eso sí, si no es fin de semana y no te alojas en esta zona, no olvides que a las 12 cierra el metro, aunque tienes muchos autobuses nocturnos. La opción de un taxi en Berlín no es ninguna locura, ya que los precios son relativamente asequibles.

Berlín en tres días: Dia 3 | Potsdam o el campo de concentración de Sachsenhausen

Para el último de nuestros tres días en Berlín, tenemos varias opciones. La primera es quedarnos en la ciudad y aprovechar el día para ver alguno de los lugares que no nos ha dado tiempo a visitar en los dos días anteriores o algún museo más. La segunda es salir del centro de la ciudad e irnos a los alrededores de Berlín, donde tenemos dos posibles excursiones: La localidad de Potsdam y el memorial del campo de concentración de Sachsenhausen.

Son dos excursiones que pueden llevarnos entre medio día y una jornada entera, dependiendo de nuestro ritmo, a las que se llega fácilmente desde el centro en transporte público y que muestran vestigios de dos periodos muy diferentes de la historia de Alemania: los siglos XVIII y XIX en Potsdam y la II Guerra Mundial en Sachsenhausen.

Potsdam

Potsdam (que no Postdam, como tendemos a confundirnos) está a aproximadamente media hora de Berlín en tren y ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y es la excursión más típica que podemos hacer en los alrededores de Berlín, ya que combina arte, arquitectura y naturaleza.

Entre las cosas que ver en Potsdam destaca el llamado Parque Sanssouci, con el Palacio del mismo nombre como principal edificio de referencia. Es una zona de jardines, lagos y construcciones palaciegas donde vivía la antigua familia real. El Palacio fue obra del rey Federico II, quien lo acondicionó y diseñó como residencia privada y de veraneo.

Potsdam Palacio Sanssouci

Palacio Sanssouci, en Potsdam.

A pocos metros nos encontramos con la Casa de té china, una construcción de planta circular, en estilo Friederichiano -que es más rococó que el rococó- y totalmente bañada en oro. Aunque es pequeño, el conjunto con todas las esculturas a tamaño natural, también bañadas completamente en oro, es -valga la redundancia- deslumbrante.

En Potsdam podrás visitar también lugares de interés histórico de otra época, como el Palacio de Cecilienhof, donde Churchill, Stalin y Truman se reunieron al final de la II Guerra Mundial en la célebre Conferencia de Potsdam. Aparte de valor histórico, el palacio llama la atención por su arquitectura, de estilo Tudor y sus 55 chimeneas.

Podrás visitar también el Puente de los espías, escenario de muchas películas sobre la guerra fría, y que fue en realidad un paso entre la Alemania comunista y la Alemania occidental y, ya en el centro de la ciudad, el Barrio Holandés, cuyas calles son copias idénticas de cualquiera que puedas encontrar en Amsterdam o Utrech: casa de ladrillos, más estrechas que anchas, con la clásica rueda para enganchar la polea. Es también un lugar muy agradable para parar a tomar algo o comer.

Puedes llegar fácilmente a Potsdam con la línea de tren de cercanías S-Bahn (horario aquí) o con algún tren regional (más recomendable, ya que no tiene tantas paradas intermedias y el viaje se reduce a una media hora). El billete local de tres zonas de Berlín incluye Potsdam, lo que siempre facilita las cosas. Es, también, muy recomendable (y bien de precio) este tour de Potsdam en español que sale desde Berlín.

Campo de concentración de Sachsenhausen

A la hora de hablar de Berlín, a veces hablamos de lugares de interés turístico que son realmente memoriales de tragedias y que tenemos que respetar como tales, por el dolor y la destrucción que han supuesto, y no como atracción.

El antiguo campo de concentración de Sachsenhausen es uno de ellos. Está situado a algo más de 30 kilómetros al norte de Berlín y su historia es espeluznante, ya que fue construido en 1936 para recluir a opositores políticos o personas que pertenecían a grupos étnicos o religiosos o simples individuos cuyo comportamiento era considerado indeseable para el nazismo.

Se calcula que cerca de 30.000 personas de 34 países distintos fueron asesinadas en él durante el nazismo y que otras 12.000 murieron en su etapa posterior como campo de reclusión de presos políticos y colaboradores nazis de la Alemania comunista hasta su desmantelamiento final en 1950.

En la actualidad, podemos visitar lo que queda del campo para dar testimonio del horror de aquella época. Allí podremos contemplar representaciones de los barracones donde se hacinaban los prisioneros, las celdas de castigo o la enfermería.

Podemos llegar hasta allí en transporte público con el S-Bahn hasta la estación de Sachsenhausen (Nordb) en aproximadamente unos 40 minutos desde el centro de Berlín. El ticket diario para tres zonas nos sirve para llegar hasta allí.

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